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El “hora cátedra”

Actualizado: 15 sept 2020

Lista 1- Diálogo externadista

Profes de todas las facultades para toda la Universidad



La última vez que bajaba por la calle 12 me encontré con un profesor “hora cátedra”. Nos saludamos con afán y con un adiós en nuestras manos y con otras señas amistosas, me manifestó que contaba con poco tiempo. Supuse “va corriendo para clase”. Luego, a través de un mensaje por What Sapp, me escribió sobre su correría por toda Bogotá, pues venía de una universidad y luego partiría para otra diferente.


Recordé entonces mi aventura cuando era “hora cátedra”, título que llevé con orgullo durante 12 años en esta Universidad. Tuve sensaciones de compasión, puesto que ahora, en la actualidad, gozo de un cargo más privilegiado y a término indefinido gracias a mi doctorado. Evocaba momentos de angustias e incertidumbres de lo que pasaría siempre al semestre siguiente, si me dieran un nuevo contrato o no, y si estuviese mejor o peor en las cuatro universidades para las cuales trabajaba en esos momentos.


Ya llevo 23 años en esta grandiosa Universidad, y confieso que he pasado por diversos cargos y contratos, pero durante esos 12 años de cátedra, todo era pago por el número de horas que trabajaba -presencialmente-, las clases, la investigación y a veces las consultorías. Pero siempre hizo falta el pago por la preparación de mis clases, el número de horas invertidos para calificar y las horas de reuniones por facultades, de verdad que la “diferencia entre los profesores de cátedra y los profesores de planta, es abismal” (Monsalve, 2018).


Estos profes son invisibles y poco valorados, porque están y no están, son y no son y hablan sin ser escuchados. No obstante, mi vocación, pese a todo, me llevaba a tener sentido de pertenencia con la Universidad, pero no sentía lo mismo de la Universidad hacia mí. En esos 8 meses de contrato al año, a veces llegaba y no tenía un espacio en donde sentarme (y aún sucede con los demás); pese a que la mayoría de nuestros docentes son hora cátedra, las facultades cuentan con un espacio muy reducido que los convoque y les de identidad propia. El docente hora cátedra está fuera de las facultades, por ahí caminando, debe ir hasta OMA para tomarse rápidamente un café, porque en su facultad no lo puede hacer con tranquilidad. Hay salas dotadas y amplias en el H y en el I (lo cual se valora) que no integran, con uno o varios profesores sin comunicarse, diseñadas para estar en silencio y para trabajar.


Cuando hablo de “hora cátedra”, pareciera que me refiero a un docente cuyo proyecto de vida, en esencia, es ser directivo de una empresa que solo va a la Universidad a dictar una clase. Pero no, el profesor hora cátedra también siente una pasión inagotable por enseñar, por estar presente en cuerpo y alma, para sus estudiantes y además da sin esperar nada a cambio.

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