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Las preguntas de Jesús

La realidad suele tener la mala costumbre de llevarle la contraria a la teoría que se plantea en los salones de clase. Esa contradicción permanente la destacó entre otros muchos, un alumno de nombre Jesús Tadeo en medio de una clase a finales de los noventa. La clase se desarrollaba con base en el modelo de análisis llamado justamente Análisis de Coyuntura, por aquellos días nos asomábamos por un breve espacio a un tema apasionante, la comunicación en la democracia ateniense y cuando creía que el tema había calado muy hondo en ese grupo de mentes jóvenes y que la disertación se cerraría con una cerrada ovación, levanta Jesús su mano y sin preámbulos suelta esta pregunta:


- ¿Profe, y esta vaina para qué sirve?

A mí la utilidad del tema me parecía evidente, somos una universidad nacida del glorioso radicalismo liberal en el siglo XIX; estamos en un país que pese a sus fallas estructurales sigue siendo democrático; esta es una facultad que pretende formar a la élite política del país y todo eso. Valido de esas ideas intenté aplicar lo que nos enseñaban en la Maestría de Educación para este tipo de casos es decir convertir el bache en un momento pedagógico.


Pero la respuesta no me convencía así que buscando una salida, le pedí que explicara un poco mejor su pregunta y me dijo palabras más, palabras menos, que no le encontraba sentido a estudiar un modelo democrático, caracterizado por las relaciones horizontales, por el derecho a participar en la asamblea que tenía cada ciudadano, por el libre flujo de la información como señalaba el autor que estudiábamos, -Vladimiro Naranjo Mesa-, cuando lo que se podía ver alrededor era un sistema cerrado, autoritario, en el que no fluía la información, en el que el ciudadano era el último en enterarse de la decisiones que se habían tomado en su nombre y que lo afectaban en vida diaria.


En aquellos días la paradoja estaba a la vista, la universidad, como el país en general, funcionaban dentro de un sistema rígidamente vertical, los mecanismos de participación que ya habían sido creados y reconocidos no funcionaban y esa situación se daba igualmente en la casa de las ideas liberales. Se da entonces la existencia simultánea de un sistema de capitalismo académico en lo económico y de un sistema cerrado en lo político. El elemento común de los dos es la insignificancia del individuo, en este caso el profesor frente a la institución y los funcionarios que obran en su nombre.


En el país, así como en la universidad de aquellos tiempos la comunicación era más propia de un sistema monárquico, como de la época colonial o el antiguo régimen europeo, la información era de circulación restringida, la mayor parte de decisiones importantes se tomaban en secreto, no se trataba de que fueran buenas o malas, el asunto era que el ciudadano como el profesor eran los últimos en enterarse A este factor hubo que añadir una de las plagas de la modernidad la formación universitaria mercantilizada el capitalismo, en este caso universitario, en el que el poder quedó en manos de los administrativos, lo que significaba que podían tomar decisiones que en realidad debería tomar la magna asamblea primitiva, es decir la comunidad de profesores y alumnos.


Pero el germen de la democracia vivía y vive en el Externado y surge con fuerza en determinados momentos, de hecho su nacimiento es una reacción de un grupo de profesores al Estado ultraconservador que surgió de la Constitución de 1886, pero el verdadero movimiento transformador de nuestro tiempo se inició en marzo de 2018 con la asamblea informal que vino a ser el origen del gran movimiento democrático que a partir de las agitadas plenarias y a la esforzada y comprometida actividad de la Comisión de Impulso, ha alcanzado logros como la elección del nuevo Concejo Directivo, la elección del nuevo rector, y la consulta para la elección de decanos. Como lo señala Sofía Lichilín en el Librepensador: “Aparte de estas demostraciones de espíritu democrático por parte de los estudiantes, los profesores también han sido ente revolucionario dentro del proceso actual. Iniciando por una reunión en el edificio A en marzo de 2018”


Todavía se ven algunos vestigios del Antiguo Régimen, aún es posible ver comportamientos que no deberían darse en los nuevos tiempos, pero esto va a cambiar y pronto, el Estatuto Docente que está en preparación será la base de un nuevo modelo de comunicación en el que la información fluya libremente, en que se haga realidad en el Ágora externadista, el sueño griego de la democracia.

-Qué pena Jesús, sé que tardé mucho tiempo, pero ya le tengo la respuesta, esta clase sobre la democracia ateniense, le sirve para pensar en la universidad que queremos y que estamos construyendo-.

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